Erik Fuente y Asier Mugarza - Los otros talentos del Grupo ULMA — Begira - Actualidad ULMA

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Erik Fuente y Asier Mugarza - Los otros talentos del Grupo ULMA

Los empleados del Grupo ULMA Erik Fuente y Asier Mugarza comparten fuera del trabajo su afición por el motor y las carreras de competición.
Erik Fuente y Asier Mugarza - Los otros talentos del Grupo ULMA
02/12/2015

Son imparables en su trabajo y todavía más cuando salen de él. Erik Fuente y Asier Mugarza tienen varias cosas en común. Los dos proceden del municipio guipuzcoano de Oñati, trabajan en el Grupo ULMA y tienen edades próximas, pero el vínculo especial que ha unido sus caminos es la profunda pasión que sienten por el motor, el rally, las carreras y la velocidad.

| PASIÓN POR LA VELOCIDAD

Mugarza tiene 38 años y trabaja en ULMA Packaging. Su afición por las carreras se remonta a la infancia y aunque es consciente de que se dedica a un deporte tan caro como arriesgado no tiene ninguna intención de dar marcha atrás.
“Mi afición por las carreras y la competición nace de niño. Iba con mi padre y con mis hermanos de pequeño. La verdad es que a todo mi grupo de amigos nos gusta”, recuerda Asier.
Empezó a correr en 2002 con un Citroën Saxo, pero vendió ese vehículo dos años más tarde y no retomó su afición hasta 2010, año en el que se proclamó campeón de Euskadi de Clase 4 en montaña tras vencer en 5 de las 6 carreras disputadas a bordo de un Renault Clio Sport, el mismo coche que le acompaña en la actualidad y del que ya no quiere bajarse.
En 2011 un accidente le apartó de la competición y un año después se jugaba el campeonato en la última carrera cuando volvió a sufrir un siniestro que le costó el primer puesto, por lo que se proclamó subcampeón de Euskadi en la categoría.
En 2013 no pudo competir y el año pasado la falta de presupuesto solo le permitió realizar tres pruebas.
“Tenemos patrocinadores que nos apoyan. Es una afición cara, hay que tener en cuenta que cada rueda cuesta 300 euros”, señala Asier, que cuenta con una nutrida red de colaboradores entre los que se encuentra el Grupo ULMA.
El piloto se ocupa del mantenimiento y acondicionamiento de su vehículo casi en su totalidad, con la única excepción de la chapa y la pintura.
“Siempre me ocupo yo. Tengo suficientes conocimientos de mecánica”, asevera.
A su lado se sienta Erik Fuente, su copiloto desde el año pasado. Tiene 34 años y trabaja en ULMA Carretillas Elevadoras. En lo que va de 2015 han corrido juntos 9 carreras, la última ha sido el rally de Gernika, una prueba exigente y larga que comprende 10 tramos y que se prolonga durante todo el día.
Antes de correr, Asier y Erik hacen juntos el reconocimiento del recorrido siguiendo las normas establecidas por los organizadores de la competición y toman notas de las características del trazado.Es vital graduar las curvas por grado de dificultad para saber qué velocidad pueden asumir en cada tramo sin correr riesgos.
“Es una desconexión de la rutina que me permite liberar estrés. Es una afición peligrosa, pero mientras podamos continuar, seguiremos dando guerra”, dice Asier, que no se quiere olvidar de todos los que le ayudan a que pueda seguir con su sueño.
“Agradezco a todos mis patrocinadores, a mis amigos y a mi familia su apoyo, porque sin ellos sería imposible competir y participar en las carreras”, reflexiona.
Para él, la colaboración y el trabajo de Erik es indispensable, es su brújula, su guía y su orientación durante las carreras.
“Es muy buen copiloto. Para desempeñar ese papel es imprescindible ser una persona muy tranquila”, añade.
Erik también se remonta al pasado para recuperar de su memoria el momento en el que empezó su pasión por la velocidad. Tenía catorce años cuando iba con amigos algo mayores que él y con carnet de conducir al autocross de Oñati, a transitar con el coche por el monte y a ver las carreras. Desde hace cuatro años es copiloto en competiciones de tierra y asfalto.
“Siempre me han gustado los coches. Lo que más disfruto es ese momento de tensión en el que entre dos personas hay que tomar decisiones en poco tiempo. La motivación que supone estar asumiendo un riesgo. Cuando sales estás en tensión y cuando cruzas la línea de meta experimentas una sensación de alivio”, relata Erik.
Para él las competiciones en tierra son más dificultosas que en asfalto porque la normativa que las rige solo permite realizar una pasada de reconocimiento, por lo que no es posible hacer correcciones. Una única oportunidad para el éxito o el fracaso, a toda velocidad.