ULMA Forja, S. Coop. 50 años juntos (1962-2012)
Así nos lo cuentan algunos de sus socios:
MIGUEL ÁNGEL LASAGABASTER
Miguel Ángel es uno de los veteranos de ULMA Piping. Empezó a trabajar en la antigua ENARA en el año 1971. Éstas son sus vivencias:
“El ambiente que se vivía por aquel entonces era de mucho trabajar y mucho compañerismo. Fueron años de muchos altibajos en cuanto a la carga de trabajo. Se trabajaban las horas que hacían falta, y sin cobrar nada en algunas ocasiones.
La forma de trabajar ha cambiado radicalmente.
Antes de formar parte del Grupo ULMA pasamos por varias crisis. Yo mismo estuve reubicado en el año 1992. Hubo un momento en que las cartillas se quedaron a cero y hasta en negativo, tuvimos que traer dinero de casa… Hubo que hacer muchos sacrificios para sacar adelante la cooperativa. Hoy en día sería impensable llegar a ese nivel de sacrificio.
La gente estaba más unida que hoy en día. Hoy en día hay más individualismo, no hay espíritu de ayuda. La sociedad ha cambiado y nosotros hemos cambiado con ella. Se ha perdido el espíritu de pertenencia, el orgullo de pertenecer a una cooperativa.
La forma de trabajar ha cambiado radicalmente. Se han hecho muchas inversiones para afrontar las necesidades del mercado. Lo que sí echo en falta es un poco de “disciplina” a la hora de trabajar. El respeto hacia los mandos superiores se ha perdido un poco.
La valoración que yo pueda hacer de los 50 años es positiva. Llevamos unos cuantos años buenos y en principio las perspectivas son buenas. Los años malos han servido para reforzarnos y espero que estemos de nuevo preparados para los malos momentos que nos depara el futuro.
La ilusión y las ganas de trabajar son imprescindibles para que esto siga funcionando.”
ANDER MOYUA
Avanzamos 20 años en el tiempo y pasamos a conocer las vivencias de otra generación. Ander empezó a trabajar en ULMA Piping en el año 1991 y casi sin darse cuenta ya lleva 20 años con nosotros:
“Cuando yo empecé en forja apenas había gente joven y éramos muy pocos los eventuales. Había una diferencia muy marcada entre la figura del eventual y la del socio, pienso que actualmente hay menos diferencias.
El sentimiento cooperativista sigue existiendo, pero desafortunadamente de forma más residual.
Las condiciones propias del trabajo y el entorno de lo que una forja significa, calor en verano, frio en invierno, ruido, esfuerzo físico…son muy duras. Pero lo más duro para mí en estos 20 años han sido los accidentes tanto los sufridos por uno mismo como los de compañeros, sobre todo la pérdida de dos de ellos en accidente laboral.
Soy de la opinión de que la sensación de cooperativa se va perdiendo a medida que crece la cooperativa, actualmente el sentimiento cooperativista sigue existiendo, pero desafortunadamente, de forma más residual.
Valoro positivamente, por lo menos los 20 años que yo he conocido, ya que comencé trabajando en condiciones mucho más precarias, en un entorno más sucio y ruidoso en una cooperativa que rondaba los 100 trabajadores. Actualmente somos una empresa mucho más consolidada en nuestro sector, con unas instalaciones punteras y una plantilla que ronda los 300 trabajadores.
El futuro lo veo bien. A corto plazo creo que las expectativas son muy buenas, parece que hay mercado. El problema a veces suele ser cómo coger la ola…si ir sobre ella o dando revolcones dentro de ella…pero ola parece que hay.”
PILI DE BLAS
Pili es la primera mujer forjadora en la historia de esta empresa. En un entorno duro gobernado por hombres, como es una forja, fue bien acogida por los veteranos. Así nos lo cuenta:
“Empecé a trabajar en ULMA Forja en el año 2004. Fui la primera mujer que entró en prensas. Yo tenía mucho miedo de cómo me recibirían sobre todo los veteranos. La sección de forja siempre ha sido territorio de hombres y la presencia de una mujer, haciendo “ese trabajo de hombres” pintaba un poco raro. Me llevé una grata sorpresa porque me recibieron muy bien, todos. No me lo esperaba. En este sentido estoy encantada.
Me llevé una grata sorpresa porque me recibieron muy bien, todos. No me lo esperaba. En este sentido estoy encantada.
Yo he conocido el cooperativismo en esta empresa. Había trabajado en una sociedad anónima y hay un abismo en la forma de funcionar. En la cooperativa hay solidaridad, esfuerzos comunes que se hacen por la empresa.
Mi marido trabaja en la misma sección. Llevamos 22 años casados y trabajamos juntos. ¡A veces pasamos 24 horas juntos! Lo llevamos bien, pero lo peor es que a veces nos vamos con el trabajo a casa.
Yo veo mucho trabajo por delante, el futuro lo veo bien. Tenemos muchas toneladas por sacar. Creo que los comerciales están trayendo mucho trabajo y se prevé un año 2013 bueno.
Deseo que esto siga así, afrontar el mundo del proyecto poco a poco y seguir haciendo lo que sabemos hacer.
La valoración que puedo hacer yo de mis años en ULMA Forja es positiva. Si tuviese que pedir un deseo pediría que el negocio fuera más constante, sin tener tantos picos, tanto buenos como malos. “
JAVI CONDE
Javi pertenece a las últimas generaciones de ULMA Piping. Ésta es su experiencia:
“Yo empecé en ULMA Forja en junio de 2006. Como negocio, vivíamos una época de transición. Fue el inicio del cambio de estrategia, que supuso trabajar para proyectos EPC. Lo que conllevó nuevos equipos, una nueva forma de trabajar y profundos cambios organizativos.
Una de las claves es la continua adaptación al cambio.
Desconocía gran parte de los valores y características cooperativos. Supuso un notable cambio para mí la forma de “vivir” la organización, la participación en los órganos sociales y la responsabilidad de los socios a la hora de tomar decisiones.
Inevitablemente, los valores cooperativos se ven de diferente forma en épocas de bonanza o en tiempo de crisis. Ahora, se hace aún más necesaria la reafirmación de esos valores, que permiten, con no pocos esfuerzos, mantener empleos, empresas y entorno.
Quizás la experiencia más especial que he vivido ha sido la celebración del 50 aniversario de la fundación de nuestra empresa. Una fecha señalada y un evento inolvidable en el que pudimos compartir momentos muy especiales con antiguos socios, nuevos compañeros e incluso alguno de los fundadores de la cooperativa y en el que fuimos más conscientes si cabe, de que la situación actual no sería posible sin el empeño y esfuerzo de mucha otra gente durante varias generaciones.
Una de las claves para la supervivencia de la empresa es la continua adaptación al cambio. Un dinamismo que no va reñido con el mantenimiento de unos valores cooperativos que, aún con revisiones, han demostrado su validez a lo largo de todos estos años.”