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Ulma Handling Systems

Aritz Kortabarria, ULMA Handling Systems

Empleados y socios del Grupo hacen compatible su carrera profesional con aficiones muy exigentes en las que demuestran que con talento y esfuerzo se derriban todos los muros.
Aritz Kortabarria, ULMA Handling Systems
15/12/2016

| NADAR, CORRER, PEDALEAR. ESFUERZO COMO TERAPIA DE VIDA.

Aritz Kortabarria, trabajador de ULMA Handling Systems, lleva 16 años practicando triatlón.
Agua, asfalto, esfuerzo, evasión, control, satisfacción, superación, solvencia. Estas palabras, sin aparente conexión entre ellas, describen el campo semántico en el que se sumerge Aritz Kortabarria cada vez que se prepara para competir en un triatlón.
Empezó hace 16 años y la práctica de este exigente deporte lleva tanto tiempo integrada en su rutina cotidiana que se ha convertido en un elemento inherente a su vida.
“Ya son tantos años que forma parte de mi vida. Es una forma de evadirte del trabajo, del estrés diario, del día a día. Yo no podría estar quieto después de trabajar. Es una vía de escape”, explica Aritz, quien trabaja desde hace tres años en el departamento de SAP de ULMA Handling Systems.
Es una forma de evadirte del trabajo, del estrés diario, del día a día. Yo no podría estar quieto después de trabajar.
Procedente del mundo de la bicicleta, empezó en el triatlón sin darse demasiada cuenta.
“Me metí en este mundo casi sin quererlo”, evoca Aritz, quien entrena una media de unas 10 horas semanales que distribuye entre la práctica de la natación y correr de lunes a viernes, mientras que la bicicleta queda reservada a los fines de semana.
La trayectoria que Aritz ha ido dibujando a base de brazadas, pedaleos y carreras le ha valido diversos puestos de honor en triatlones nacionales e internacionales, además de lograr ser 24 veces finisher en un Ironman, la prueba de triatlón más exigente que existe, integrada por 3,8 km de natación en aguas abiertas, 180 km de ciclismo y 42,2 km de carrera.
Los Ironman son una modalidad deportiva de elevada dureza, que implican una excelente forma física, un elevado conocimiento de las propias capacidades del deportista y coquetean con los límites de quien lo practica poniéndole de frente contra su resistencia.
Durante estos 16 años, Kortabarria ha participado en competiciones de Estados Unidos, Brasil, México, Hungría, Chequia o Alemania y, recientemente, en el Campeonato del Mundo Ironman, una cita que se celebra todos los años en Hawái y que exige superar una serie de duras pruebas clasificatorias reguladas por la World Triathlon Corporation (WTC).
Sin embargo, la experiencia mundialista de Hawái ha tenido un sabor agridulce para Aritz.
“No fue la carrera que esperaba. Hacía mucho calor y humedad. Hay que cuidar al máximo la hidratación. No pude exprimirme al máximo ni dar mi nivel. Algún día tengo que volver para quitarme la espinita”, añade.
A pesar de ser una modalidad deportiva que demanda un elevado control mental, Aritz tiene muy claro que se trata de un hobby, una afición a la que acude para evadirse de las dificultades del día a día, que en absoluto representa una carga y que lo esencial para continuar practicándolo es no dejar nunca de disfrutar: “tengo claro que el día que no disfrute no sigo en esto”.
Para él una de las mayores satisfacciones es la concentración mental que exige, esa abstracción del entorno que le permite olvidarse de todo lo demás y prestar atención únicamente a los mensajes que le envía su propio cuerpo. Respiración, pulso, ritmo…
“Cuando vas en carrera, vas concentrado en el pulso. Estás en otra dimensión intentando esquivar las malas sensaciones. La clave de una carrera está en superar esas sensaciones negativas, en la superación de los límites. Si he sabido superar con solvencia ese bache psicológico en carrera estaré satisfecho, orgulloso y en paz”, razona Aritz.
A pesar de que para él son mucho más importantes las sensaciones que experimenta durante la prueba que el resultado obtenido, Aritz tiene un palmarés significativo y el año pasado fue el undécimo clasificado elite [MB1] en el Ironman Madrid KM0, el sexto clasificado elite en el Half Triatlon Ribadesella y el cuarto clasificado elite en el Triatlon Half Astromad.
Kortabarria resta importancia a la exigencia de su deporte y está convencido de que el efecto terapéutico que para él tiene el triatlón es lo suficientemente poderoso como para disuadirlo de abandonar.
“Todo es ponerse y cada uno debe encontrar su actividad. El efecto que puede tener en mí el deporte para otra persona puede ser ir a pescar”, concluye.